Los padres y maestros, en nuestra cultura, utilizamos a personajes mágicos o fantasiosos para fomentar en nuestros niños la seguridad, por supuesto, enfocada al esfuerzo para lograr, creer, inspirar, obtener poder interior y salud a partir de la visualización momentos felices que fortalecer el amor que les tenemos.
Para los infantes desde bebés hasta los 12 años la realidad puede ser cruda o traumática, incomprensible y quizá pueda generar ansiedad o miedo por no saber qué hacer a la edad que tienen, pero poco a poco van creciendo y COMPRENDIENDO por qué de niños esas mentirillas, fantasías o creencias de nuestra familia, colegio o contexto las utilizaron para crear una “momentos fantásticos”.
La idea de una figura mágica como Santa Claus, El Hada del bosque, El Ratón de los dientes, El Ángel de la Guarda, La zanahoria poderosa, La piedra de la sabiduría, el amuleto de la suerte, etc. les desarrolla el poder de CREER, es una fantasía con buenas intenciones, que les da:
- Confianza.
- Alegría.
- Entusiasmo.
- Salud.
- Aceptación.
- Atención plena.
- Inspiración.
- Seguridad.
- Amor.
Si el adulto actúa con certeza y logra una motivación interior y promueve un buen comportamiento para lograr y alcanzar un bien propio o común, se debe tener tranquilidad, debido a que está educando no solo la mente, sino también un buen corazón.
Ellos, los niños, sienten como el esfuerzo, la atención, confiar, el posponer su placer inmediato, saber esperar, tener tolerancia y compasión son recompensas que en un futuro podrá ejercitar para el logro de sus objetivos.
Toda su niñez entre los 4 meses y los 10 años están constantemente expuestos a ideas, costumbres, libros, programas de televisión y películas donde los animales pueden hablar, la gente puede volar y los objetos aparecen y desaparecen como magia, un objeto inanimado cobra vida y tienen poder, ese es el contexto.
A partir de los 10 años van teniendo consciencia y cuestionándose por la observación y evidencias de que algo es realidad o ficción. Por sí mismos descubren la verdad y cuando te lo comentan, evita como adulto tener culpa “por engañar” “traumar” “decepcionar”. Si te cuestionan, aclara la recompensa de CREER por ejemplo si crees en Dios o los Ángeles, aunque no lo veas, te sientes protegido y bendecido. Si crees en el ratón, pues recibirás dinero, si crees en Santa tendrás regalos, si crees en el poder de la comida tendrás salud. Y si no hay remedio y ya no quiere creer, entonces coméntale que no puede SER CRUEL y quitarle el gozo de sentir esa magia a sus compañeritos, primos o amigos más pequeños. Ellos también un día lo sabrán, pero quitarse su paz o su alegría es un comportamiento vil y malvado, debemos permitir que ellos puedan aprender de esa ilusión.
Como lo hemos dicho en nuestra crianza, Dragón:
“Si tú lo crees, lo creas”
“Si está en tu mente, estará en tu vida”.
Los invito a cuidar a nuestros niños durante su niñez, les encantará cuando sean adolescentes o jóvenes, saber todas las aventuras, diversión y sobre todo el gozo que pasaron como padres para que ellos tuvieran una infancia feliz, y, el día de mañana, a sus hijos puedan crearles una hermosa realidad.
Dra. Zita Rivera
Directora educativa del CSJ
Doctora en Educación Holista
Maestra en tanatología
Certificadora internacional en Mindfulness
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